El dinosaurio en su laberinto

El dinosaurio en su laberinto

El dinosaurio en su laberinto

El domingo 27 de noviembre el presidente Peña Nieto aseguró que el PRI ganará las elecciones de 2017 y 2018, lo cual, en las circunstancias en que se encuentra su popularidad y la de su partido, resulta más que una certeza o un vaticinio, una arenga y un grito de batalla para tratar de recomponer el rumbo y huir del actual panorama en el que hay varios más posibles candidatos ganadores, que… no son priistas.
 
De acuerdo con Ricardo Raphael en su columna Política Zoom publicada en El Universal el lunes 28, la situación por la que atraviesa el PRI está difícil. Hoy no sólo la popularidad del Presidente sigue descendiendo, sino que la mitad de los propios priistas reprueba su gestión, y más preocupante aún para el tricolor, un creciente número de personas señala que en los últimos años han dejado de ser priistas. 
 
¿De qué nos habla todo esto?
 
De que quizá estemos viviendo el preámbulo del final de aquella férrea disciplina priista a la que estaban acostumbrados. Esto pondría el escenario listo para ver una verdadera disputa por la candidatura Presidencial. ¿Será?
 
No hay que olvidar lo que se vivió hace seis años precisamente en el Estado de México siendo gobernador Enrique Peña Nieto, quien se vio obligado a darle la candidatura a Eruviel, quien no era su gallo, ante la amenaza latente de que otro partido lo abanderara.
 
En aquel momento Eruviel era el mejor posicionado, así que de no darle la candidatura se corría el riesgo de que fuera lanzado por otro partido. Al final Peña Nieto recapacitó y le dio la candidatura a quien hoy es gobernador priísta mexiquense, y pretende, aunque sin posibilidades reales, ser candidato del PRI a la Presidencia de la República en 2018.
 
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